Aceite de Canola

La práctica del periodismo está llena de cínicos. Irónico: en la carrera éramos unos románticos. Todos esperábamos cambiar al mundo a través de nuestras palabras. El Pulitzer venía de la mano pero sin añorarlo: éramos altruistas y grandilocuentes. Sólo hacía falta que alguien nos hiciera caso y para ello buscábamos a la vieja guardia. Esos periodistas que aún no creían que twitter fuera a ser twitter y que las redes sociales sólo servían para ligar. Periodistas panzones, aficionados al chayote1, dependientes de los manuales editoriales y como dije, cínicos, porque eran poseedores de una de las grandes verdades del medio: no servimos para nada. Las amenazas que nos arrojaban los maestros con respecto a la pobreza económica nos parecía risible. Existen cosas más importantes que el dinero: existe la inmortalidad y también la inconsciencia de los estudiantes de una universidad privada. Continúa leyendo Aceite de Canola